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Paradójico: adj; Algo que involucra dos hechos o cualidades que parecen contradecirse entre sí o que son opuestos. Hecho o expresión aparentemente contrarios a la lógica.

El esquí, a diferencia de la mayoría de los deportes, es una actividad muy contraintuitiva y tenemos que trabajar en contra de instintos básicos (como la autopreservación) para poder mejorar en nuestro nivel. Profundicemos un poco en este concepto que es bastante revelador…

Para que quede claro, empecemos con un ejemplo directo: para ejercer presión en la parte delantera del esquí (punta/espátula) e iniciar con éxito una curva, necesitamos mover nuestro Centro de Masa hacia adelante al principio (la parte alta de la «C») de la vuelta. Esto significa en la pendiente, «enfrentar el peligro» o «sumergirse en el abismo» en el inicio de la vuelta.
Y seamos honestos, inclinarse cuesta abajo o movernos hacia la linea de caída en una pendiente pronunciada va en claramente en contra de todo sentido común. Definitivamente es contradictorio, pero es obligatorio para esquiar de forma correcta y/o incluso para esquiar con control.

Y ahí es donde aparece el aspecto «paradójico». En realidad, en el esquí, para evitar caerse (y, en última instancia, preservar la salud), hay que realizar movimientos que (al principio) parecen muy arriesgados de hacer, sobre todo en una pendiente pronunciada. Movimientos que «al principio» se sienten como que van en contra de instintos de autopreservación. Pero confíen en mi, eso ocurre sólo al principio…

Entonces, la paradoja sería que “para preservar mi vida mientras esquío, necesito hacer cosas que parecen bastante inseguras o peligrosas” de hacer. Especialemente para el debutante/principiante o incluso esquiadores intermedios. Sin embargo, en realidad, esos son los movimientos que van a permitir al esquiador realizar curvas con control y así esquiar con seguridad montaña abajo. Una hermosa paradoja… ¿No?
Y esto explica (en mi humilde opinión), por que el esquí parece tan dificil cuando comenzamos a practicarlo, o aun para esquiadores de nivel intermedio. Tratamos de seguir nuestros instintos cuando queremos frenar o doblar, lo que nos lleva a una inexorable pérdida de estabilidad y control.

Sin embargo, si seguimos entrenando e intentando mejorar nuestra técnica, progresamos y llegamos a un punto en el que nuestro cerebro hace un “clic” y nos damos cuenta de que esa (a priori «riesgosa») es realmente la forma de conseguir el control y, en consecuencia, estar seguros en las pistas. Cuando ocurre ese «clic», nuestra conexión con la actividad de esquiar cambia para siempre. Un descubrimiento trascendental, un punto de inflexión.
Una vez que hacemos ese “clic mental” y empezamos a “ganar la batalla”, el esquí se convierte, en su mayor parte, en una actividad no muy difícil de realizar. Se vuelve mucho mas seguro, un mucho mas disfrutable. Todo se acomoda en su lugar…

Pero vale vale la pena mencionar que al cerebro le lleva bastante tiempo “confiar” en esos (al principio arriesgados) patrones de movimiento e implementarlos regularmente en nuestra esquiada. Eso solo viene con la practica y la repetición. Entonces lo que al principio se siente como salir de la zona de confort, luego en realidad general un agrandamiento de dicha zona. Y eso es un gran avance hacia el esquí de alto nivel.

Describamos ahora dos de esos «anti-instintivos» y necesarios movimientos:

1) Estar adelante en el inicio de la vuelta: mover nuestro Centro de Masa hacia adelante (y hacia la pendiente) al inicio de la curva. Este es un movimiento clave para lograr cargar la punta/espátula del nuevo esquí externo al inicio, y así poder iniciar la vuelta correctamente. Cargar la punta del esquí de afuera al inicio nos permite lograr hacer esas vueltas con un diseño de «letra C mayúscula«, típicas de los esquiadores avanzados. Y, a su vez, cuanto más empinada se pone la pista, más adelante debemos mover nuestro centro de masa para seguir iniciando la curva con la punta del esquí.

Esquiador iniciando una curva en una pendiente empinada - moviendo su centro de masa adelante y pendiente abajo.

En la imagen de arriba, nótese como estoy moviendo mi centro de masa hacia adelante y cuesta abajo, para inciar la nueva curva…

2) Angulación del tronco hacia afuera de la curva: esto significa inclinar el tronco pendiente abajo durante la segunda mitad de la vuelta (esto es, luego de la línea de máxima pendiente). Este movimiento es clave para mantener el balance sobre el esquí externo. Y es un hecho comprobado que cambiar de dirección con nuestro equilibrio sobre la pierna o esquí externos es la forma más estable y eficiente de doblar. Más aún, cuanto más corto sea el radio del giro realizado o más lento sea efectuada la esquiada en carving, mayor será la angulación de la parte superior del cuerpo necesaria para mantenerse balanceado sobre el esquí externo, durante todo el arco de la curva. Observe la foto de abajo…

Angulación con el tronco durante la esquiada en pendiente, con lineas y flechas

Conclusión

En efecto, los principiantes e incluso la mayoría de los esquiadores intermedios tienden a hacer todo lo contrario de lo que deberían. Tienden a inclinicarse hacia atrás y adentro, cuando realizan las curvas. Entonces, uno de los aspectos que separa a los esquiadores intermedios de los avanzados es la presencia de este tipo de movimientos no-instintivos en su esquiada. Y en realidad, uno de los «boletos» hacia el esquí de alto nivel es la realización constante de esos movimientos contrarios a la intuición.

Marcel Hirscher esquiando Slalom Gigante con gran angulación con el tronco en una pista empinada

Marcel Hirscher en la carrera de Slalom Gigante de el CAmpeonato Mundial de Esquí Alpino FIS de 2017 en Piz Nair en St. Moritz, Suiza, mostrando una enorme cantidad de angulación de la parte superior del cuerpo hacia afuera del giro. Por cierto, en esa carrera ganó la medalla de oro.

¡Nos vemos en las pistas!


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